Hoy ha muerto alguien muy especial. Una mujer mayor pero con alma joven y llena de optimismo.
Recuerdo nuestras charlas durante estos años en los que compartimos confidencias como si las dos fuesemos adolescentes. Recuerdo su cara cuando le dijeron lo de su enfermedad y cuál era su mayor preocupación: José, su José. No pensó en ningún momento en ella, siempre en él. Dejó todo preparado para que el tiempo que estuviese ella fuera a él no le faltase de nada.
Encontró el amor de su vida a una edad madura, y disfrutó junto a él todo lo que pudo: viajaron, estuvieron con los amigos, rieron y hablaron, siempre estaban hablando.
Yo siempre he dicho que me gustaría encontrar mi media naranja como lo encontró ella, sentía una envidia sana. Verlos a ellos es lo que me empuja a buscar ese amor verdadero.
Ha estado con el hasta el último momento, colmándole de amor, de caricias, mimándole como si fuese un niño...su niño de 92 años como ella decía.
Siempre iba con prisas por la calle como si fuese una chiquilla, saludando a todo el mundo y con una sonrisa en los labios.
Volvía rápida a casa para estar con él, era toda su preocupación y se que se ha ido con esa pena en el corazón, el no saber que sería de él si ella no estaba.
Era una mujer que dejará huella en este mundo. A mí me hizo mucho bien, me enseñó a valorar las verdaderas cosas, a luchar por lo que quiero.
Siempre tenía una sonrisa y un consejo para darte, pero sin imposiciones, haciéndote sentir querida y apreciada.
Se me hará raro no volverla a ver, era mi amiga, una amiga de 85 años a la que echaré mucho de menos.
Teresa... una gran mujer, una gran persona.
Mi día hoy era verde, un color que no me gusta nada. Hoy no sabía porqué era un verde mas oscuro ¿Intuía que algo iba a pasar? No lo se.
Justo en el momento en que me comunicaban su muerte, ha muerto también algo dentro de mí al recibir un mensaje en móvil. ¿Dos perdidas en el mismo momento? Demasiado duro, demasiado dificil de soportar para mi corazón debil.
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